¿Cómo definir la lógica de estos nuevos acompañamientos terapéuticos?

👉🏻Uno de los cambios más abruptos fue la obligatoriedad de aislamiento, no era posible encontrarse en el lugar conocido, “la esquina tal”, el hogar, el comedor del servicio tal, la casa particular del paciente, el patio del aula, etc.
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🔸La premisa general, como punto ciego inicial, promovía un encuadre que exigía el encuentro en cuerpo presencial. La realidad, como siempre, excede las ficciones imaginarias y las sentencias previas. El encuadre nos habla de un espacio, de una imagen captada, hay un sujeto ahí en escena y plantea, vivamente, la dimensión imaginaria anudada a las otras dos.
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🔹De Freud sabemos que atendía en su consultorio de la calle Bergasse 19, con el famoso diván que utilizaba por no soportar la mirada constante de sus pacientes, luego de tantas horas de atención clínica. Sin embargo, el caso Catalina incluido dentro de los Historiales Clínicos de “Estudios sobre la histeria” da cuenta de un encuentro inesperado para Freud, con una joven mientras vacacionaba en la montaña. Relata una entrevista de varias horas en aquel páramo, cara a cara y a solas con Catalina.
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🔸Por otro lado, su historial “Análisis de la fobia de un niño de cinco años” incluye unas pocas entrevistas personales al niño y fluidas intervenciones a través de los padres. Nuevamente Freud nos presenta un análisis posible a través de encuadres poco “convencionales”.
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🔹En líneas generales, Donald Winnicott utilizaba la palabra inglesa setting para referirse a lo que hoy podemos nombrar encuadre. Se refería no solo a horarios y honorarios, sino que también tomaba en cuenta hasta los sillones y almohadones del consultorio como formando parte de este al mismo tiempo que destacaba la psique y el cuerpo del analista, incluyéndolos en el campo de encuadre.
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🔸En el caso de Jacques Lacan, la variabilidad del tiempo de sus sesiones fue un signo distintivo ante la cristalización de las reglas del encuadre de los post-freudianos, olvidando el alcance del concepto de inconsciente.
¿Con estos maestros, con estos ejemplos, cómo no aventurarnos a lo que la época nos demanda?