Existe, al interior de la tradición budista, una leyenda que narra un suceso particular y sumamente importante, y a partir del cual, Buda habría emprendido un nuevo camino en su búsqueda espiritual, un camino que lo llevaría a la consecución de aquello que él anhelaba y perseguía, incansablemente.
En dicho relato, el joven practicante, aún no iluminado, escuchó a un padre que, en las orillas de un río, transmitía conocimientos a su hijo, relacionados estos con la “justa” y precisa afinación que, a las cuerdas de un instrumento, debía otorgarse.
Así, oyó: “No las tenses demasiado, pues podrían romperse… Tampoco las dejes demasiado flojas, pues así no emitirán sonido alguno… Hete allí entonces, en dicha enseñanza, el preciado y difícil de conseguir “camino del medio” del que tanto se habla si de budismo se trata.
Ahora bien, en esta oportunidad me gustaría recordar y resignificar, por qué no, lo acontecido a lo largo de este año 2020, año por demás particular y muy complejo, y en cual debimos y quisimos, sin más, construir nuevas modalidades de trabajo conjunto, de colaboración, y de acercamiento. Así, modulamos, si se quiere, y en un sentido musical ahora, hacia nuevas tonalidades, acordes, estas, con aquello que día a día pulsaba en dirección a la virtualidad.
Por lo demás, Désir, una vez más, encontró una manera de transitar el mencionado camino medio. ¿Cómo? Aunando esfuerzos y trabajando en equipo, buscando así el punto de tensión necesario para con las cuerdas de aquellos instrumentos y dispositivos terapéuticos que a diario funcionan, sosteniendo los objetivos solicitados por los profesionales que conforman a los diversos equipos tratantes, pero, además, entramando, en cada acción y en cada intervención, los anhelos e intereses de los sujetos junto a los cuales trabajamos, día tras día. Situamos en este punto a una ética de trabajo en la que el deseo es siempre, el centro tonal.
Así las cosas, y a partir de ello, melodías y acordes novedosos, y muy necesarios por cierto en el presente momento histórico, propician y abren, sin más, espacios en los cuales modalidades virtuales de trabajo conjunto, resultan cada vez más cercanas y afinadas con las actuales necesidades sociales, sí… pero también, y sumamente importante, con las necesidades singulares e individuales de aquellos sujetos a los cuales, sin detenernos, acompañamos.