Desde el inicio de la pandemia, muchos colegas me planteaban que habilite el dispositivo de atención virtual.
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Sin embargo había algo de esto que no me terminaba de cerrar, al parecer se trataba de mi propia resistencia. Pensaba que el dispositivo no iba a funcionar, cerrando todo tipo de nuevas intervenciones posibles.
Pero un día recibí un llamado de mi amiga y colega Jennifer Baldassarre, quien me dijo una frase que no tuvo vuelta atrás: “La virtualidad llego, para quedarse”.
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Esta bella frase, me hizo reflexionar en mi posición y en mi negación ante lo nuevo, dando cuenta que la virtualidad, venía a responder a la demanda actual de la época. En consecuencia pude ver que debía restarme como sujeto, ¿Para qué? Para lo fundamental en un análisis, prestarse el analista a la transferencia, “una nueva transferencia pantalla”.
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Justamente la transferencia posibilita un movimiento psíquico en el paciente, donde es el sujeto quien va en busca de su verdad, el analista pregunta, acompaña, espera, para que la reelaboración se produzca en los tiempos subjetivos de cada quien; porque el análisis es una experiencia netamente singular.
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Si bien continuó pensando que la virtualidad no incluye un para todxs, enseguida retruco esta frase en: ¿Acaso el análisis en consultorio lo es?